Sólo aquel que haya sentido frío, haya vivido miserias y haya pasado hambre podrá comprender realmente el dolor de los más desfavorecidos. Sólo quien haya conocido el sentimiento de orgullo o envidia será capaz de apreciar los verdaderos valores. Sólo aquel que haya experimentado el tormento en su propia carne, en su corazón y en su espíritu podrá aconsejar a aquellos que se hayan desviado del camino correcto.