erizos
«Los recuerdos son como los erizos: si los acaricias, acaban haciendo daño», dice mi padre cuando me arropa. Yo creo que lleva razón. Porque algunas palabras te vienen a la mente como púas, como cuando mamá prometió no abandonarnos jamás, pero en el último momento tuvo que arrepentirse, y desde entonces papá me acuesta todas las noches y me clava sus dedos como agujas debajo de las sábanas