Entre estos intelectuales forzados al exilio —relata Žižek—, estaba un intelectual burgués acomodado, Nikolai Lossky, que aunque era consciente de las precariedades en Rusia en ese momento y luchaba por un sentido de justicia social, no se daba por enterado de la “violencia sistémica” de trasfondo que hacía posible su vida opulenta.