Para los Indios la vida es una hoguera murmullante, es decir un fuego que zumba, y el zumbido de vivir recorre todos los grados del diapasón. Existe un ruido para matar las plantas y el ruido que hacen algunas plantas al morir acompaña el alma del hombre en el momento de su consumación. Es por esta razón que los predicadores sociales de los Evangelios de Marx los hacen reír. Sanen primero la vida, dicen ellos, y así renacerá el estado Social con sus marcos zumbantes, en el ruido del fuego la vida anuda sus fuerzas. Por esta idea superior y central que vive en los borborigmos de la sangre, a menudo los Maestros rurales son recibidos a balazos