―Ey, guapa ―me saludó.
―Eli, necesito que me vengas a buscar a casa, cuanto antes mejor...
―Joder, Libs ―se quejó―, tienes un coche, ¿sabes?
―Está en el taller. Debería llevarme a clase mi padre pero al final lo va a hacer Peter y...
―¿Peter está allí? ―Gruñó.
―En el salón de mi casa ―murmuré.
―Me cago en... Joder. ―Bufó―. Quédate en tu habitación, ¿vale? En cinco minutos llego a tu casa, te mando un mensaje y bajas.
―Gracias, Eli, de verdad.
―No me las des, Libs