Himpar Editores

Cuando la tarea repetitiva se convierte en un impulso natural y la imaginación se apodera del proceso, toda transformación deviene en un acto creativo.

No hay límites para la estupidez humana

¿Y yo? ¿Te hago falta? ¿Me ves distinta? Ojalá sí, que con solo verme pudiera saber lo mucho que había cambiado.

La cocina está llena de contradicciones, como la de ponerle sal a la masa de las tortas, por eso es tan interesante. No es como despejar una ecuación, seguir paso a paso una serie de reglas hasta llegar a x, una x aburrida que siempre es lo que tiene que ser, x. Uno cocina y no se sabe qué le va a quedar al final. Aunque no se vean como en los libros, aunque no sepan como deberían, los platos valen la pena porque nunca se pueden hacer dos veces, no realmente

¿Y si de verdad estaba mal hecha? No físicamente, no de los ojos ni los lagrimales, sino mal hecha por dentro, muy dentro, donde los doctores no podrían llegar a arreglarme

Y si el opuesto del amor no es el odio, sino la vergüenza?

Caminaba a lo largo de la vía con dos amigos
— el Sol se ponía — Sentí como un soplo de melancolía
— El cielo se volvió de repente rojo sangre
— Yo me detuve y me recosté
contra la barda muerto de cansancio
— Vi las nubes llameantes que parecían sangre
sobre el fiordo azul-negro y sobre la ciudad
— Mis amigos continuaron caminando
— Yo me quedé allí temblando de ansiedad
— y sentí un grito enorme, infinito,
atravesando la naturaleza.

—EDVARD MUNCH

cuando los viejos se van poniendo secos
se van pareciendo a ese cúmulo de huesos
que queda tendido en el
piso-plano
y sostiene un cascarón vacío
de respiración
que aún tiene ropa
Un palo de árbol viejo y chupado
vestido con calzoncillo pantalón camisa talego
acaso la ropa aún está caliente
y tiene
un último pedo de vida
acaso el pañal tiene una última mierda

para rellenar espacio

hoy cualquiera es escritor

pero no cualquiera

defiende una montaña

hoy todos escribimos

de un tirón

un texto que se le da la gana

decir mucho

ahora

que todos decimos mucho

un texto cabrón

un texto de varón

con güevas

anapurna

tú eras

una gata ciega

con pelaje blanco y hocico gris

eras toda la insistencia

contenida

compactada, por fin

te habían parido

anapurna gata

ronronea

a
columna se eriza se desencaja