Socorro Venegas

Muchas personas, hombres y mujeres, me han querido coptar para la amplia secta de los Reproductores

Casi siempre vuelves a esos días en que tu padre te seguía para sacrificarte con un cuchillo.

Tanto daño en tan poco tiempo. El poder absoluto es de los padres.

las amargas cosas que terminan con la infancia y nos dejan la mirada de un perro muchas veces apaleado

Cómo puedo vivir en un corazón que no conozco.

He aquí el nuevo orden de la vida: él ha muerto/yo he cambiado. Pero, porque la transformación se impuso, abrupta, cambiar duele.

¿Podría, en verdad, decirse que alguien ha partido pronto? ¿Quién puede decir cuándo es hora?

¿Estaremos hechos más de lo que olvidamos que de aquello que recordamos?

De modo que así es como regresan los recuerdos, para decirnos quiénes somos.

Dos se gestaban en mí, el niño y la desconocida en que me convertía.