Los cuentos de hadas están llenos de chicas que esperan, que soportan, que sufren. Chicas buenas. Chicas obedientes. Chicas que aplastan ortigas hasta que sus manos sangran. Chicas que transportan agua para las brujas. Chicas que vagan por desiertos o duermen sobre ceniza o hacen casas para sus hermanos transformados en el bosque. Chicas sin manos, sin ojos, sin poder de hablar, sin ningún poder en absoluto.