muévete lo más suavemente posible, si moverte debes
en este solitario lugar.
Ella piensa, en parte mujer, tres partes niña,
que nadie la mira; sus pies
ensayan un paso de baile
aprendido en la calle.
Como una mosca de largas patas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
Marisaцитирует2 года назад
Al infierno con ella; no sería un mundo de hombres cuando terminara con él.
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
Pero su cuerpo —como bien sabía él— no le pertenecía. Había sido diseñado por seres humanos y solo un ser humano podría conseguir que muriera.
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
Spofforth retrocedió un paso, apartándose de la muerte que buscaba y que había anhelado durante toda su larga vida, la ira que lo había poseído mermó con el ascenso del sol.
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
Al ver la señal que lo identificaba como un robot Máquina Nueve, la mujer desvió su mirada y masculló:
—Lo siento. Lo siento, señor.
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
El cerebro de Spofforth era metálico y su cuerpo se había desarrollado a partir de tejido vivo en una época, mucho tiempo atrás, en la que la ingeniería se hallaba en declive, pero la fabricación de robots era todavía un arte elevado
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
Era el último de una serie de cien robots designados como Máquina Nueve, las criaturas más fuertes y más inteligentes jamás fabricadas por el ser humano.
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
El resultado fue perfecto: alto, fuerte, atlético. Era un hombre negro en la flor de la vida, con hermosos músculos, unos pulmones y un corazón potentes, pelo negro rizado, ojos claros, una hermosa boca de gruesos labios, y manos grandes y poderosas
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
Al igual que al monstruo de Frankenstein, se le dotó de vida y de movimiento mediante una descarga eléctrica; emergió del tanque completamente desarrollado y con la capacidad de hablar
Gustavo Chavez Perezцитирует2 месяца назад
El nombre de Spofforth se lo asignó uno de los pocos hombres que aún sabían leer. Fue escogido al azar, de una vieja guía de teléfonos de Cleveland: Robert Spofforth. Era un robot Máquina Nueve, la herramienta más sofisticada jamás concebida por la ingenuidad humana