Separo los párpados y lo miro de soslayo. Solo soy capaz de adivinar su espalda y sus cabellos.
—Buenas noches, lobo —susurro.
Su figura se gira apenas, pero yo vuelvo a darle la espalda y a cerrar los párpados con firmeza.
—Buenas noches, cervatillo.
Intento que el hecho de que utilice el escudo de Nryan para apodarme tal y como yo lo he hecho con el de Lothaire no me afecte… pero aunque intente disimular, se me escapa una sonrisa ligera.