En un segundo momento, estos actantes se plantan frente a la gordofobia y enfrentan las miradas médicas, morales y estéticas arrojadas sobre su corporalidad. The Western Bible, por ejemplo, confronta a su violentador y profiere un discurso empoderado: “¿no entiendes? ¿No entiendes?, me explicaba mientras me pegaba con las yemas de los dedos en la sien, yo sí estoy bien . . . No es mi culpa si no tengo amigos, yo soy normal, soy normal, pero todos quieren volverme loca” (“Ellos las prefieren…” 53).