Santiago Posteguillo

Esa misma gente por cuyos derechos quería luchar lo había abandonado por un puñado de sestercios para cada uno de ellos. ¿Tenía entonces sentido esa lucha?

El hecho de que unos pocos de sus representantes puedan ser corrompidos no quiere decir que la amplia mayoría que lo pasa mal, que se muere de hambre en las calles y que es pisoteada por los abusos de unos pocos senadores no merezca ser defendida.

Sila es un miserable, pero un miserable de quien se puede aprender estrategia.