Noemí Risco Mateo

  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    Para ti. Nos vemos en el Wardraft.

    H. T.
  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    Estás preciosa esta noche —añade en voz baja para que nadie más lo oiga.
  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    Bueno —empiezo—, aparte de lo que ya hemos hablado, no estoy segura de que tenga mucho más de lo que informar hasta después de…

    Él niega con la cabeza.

    —No hablo de informes, sino de tu compañía.
  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    —Después de la primera partida. —Oigo que las palabras salen a trompicones de mi boca.

    Hideo sonríe y, en esta ocasión, es una sonrisa secreta.

    —Estoy deseándolo.
  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    —Creen que los objetos tienen alma. Cuanto más afecto pones en uno, más hermoso es.
  • Julieth Riveraцитирует2 года назад
    repente, advierto que no sólo oigo sus palabras en mi cabeza a través de nuestro Enlace… Siento algo. Siento un atisbo de sus sentimientos a través de la conexión. Oh —pienso sin darme cuenta, y se me corta la respiración.

    Percibo el deseo en él, un calor denso, ardiente. Por mí.

    He querido besarte —piensa Hideo, acercándose más— desde la noche que te vi con ese vestido blanco.

    Desde la fiesta en el Sound Museum Vision.
  • Liliana Villasañaцитируетв прошлом месяце
    Y la verdad es que la vida siguió adelante o, mejor dicho, simplemente siguió, pues para Susann era bastante triste; a menudo también se sentía muy sola, conforme pasaban los días, las semanas y los meses sin su fiel marido, que había estado con ella siempre, en los buenos y en los malos momentos. A veces también se enfadaba un poco con Bertold por haberse largado y haberla dejado abandonada.
  • Liliana Villasañaцитируетв прошлом месяце
    meditando sobre la vida, Susann se preguntó en qué momento había empezado a dividir los días en buenos y malos. Hace unos años jamás se le habría pasado por la cabeza decidir, ya lista para dormir, cuando dejaba a un lado su libro, apagaba la lámpara
  • Liliana Villasañaцитируетв прошлом месяце
    de noche y le daba un beso a Bertold, si aquel había sido un buen día, ni tampoco si se había tratado de todo lo contrario. ¿Era la edad la que le hacía pensar así? ¿Las pérdidas que se le amontonaban? ¿El hecho de que por la noche cada vez dormía peor y que por la mañana, cuando se despertaba, le dolían los huesos con mayor frecuencia? También notaba que se había vuelto un poco llorona. Le dolían las caderas y el pronóstico del doctor Kugelmann era preocupante. Y cuando uno está preocupado, se cree que todo va a salir mal
  • Liliana Villasañaцитируетв прошлом месяце
    La primera vez que estuvo en el piso de Leonie, pasó un buen rato desconcertada en el vestíbulo ante la estantería para zapatos que llegaba hasta el techo.

    —¡Ay, Dios mío! —había exclamado perpleja—. ¿Qué haces con todos estos zapatos? ¡Si solo tienes dos pies!

    —Me gusta tener donde elegir —había respondido Leonie.

    En cambio, a ella le resultaba incomprensible cómo se podía ir por la vida con solo cinco pares de zapatos sin sentir que te hacían falta más.
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