Francisco Monge

La memoria del celoso quiere retenerlo todo, ya que el menor detalle puede resultar un signo o un síntoma de mentira; quiere almacenarlo todo para que la inteligencia disponga de la materia necesaria para sus futuras interpretaciones. En la memoria del celoso, pues, hay algo sublime: se enfrenta a sus propios límites y, orientada al futuro, se esfuerza por superarlos.

¿Cómo explicar el complejo mecanismo de las reminiscencias? A simple vista se trata de un mecanismo asociativo: por una parte, semejanza o parecido entre una sensación presente y una sensación pasada; por la otra, contigüidad de la sensación pasada con un conjunto que vivíamos entonces, y que resucita bajo el efecto de la sensación presente. Así, por ejemplo, el sabor de la magdalena es semejante al de la que comimos en Combray, y resucita Combray, lugar donde la probamos por primera vez. A menudo se ha señalado la importancia formal de una psicología asociacionista en Proust. Sin embargo, sería un error echárselo en cara: el asociacionismo está menos pasado de moda que la crítica del asociacionismo. Debemos por tanto preguntarnos desde qué punto de vista los casos de reminiscencias superan en efecto los mecanismos de asociación; pero también desde qué punto de vista guardan en efecto relación con dichos mecanismos

Es decir, no es una simple semejanza entre el presente y el pasado, entre un presente que es actual y un pasado que ha sido presente; ni siquiera es una identidad entre los dos momentos; sino mucho más, el ser en sí del pasado, más profundo que cualquier pasado que haya sido y que todo presente que fue. «Un poco de tiempo en estado puro», es decir, la esencia localizada del tiempo.