En los últimos años, una serie de libros y artículos en torno a la cuestión de la felicidad pusieron sobre el tapete la pregunta acerca de por qué la abundancia de opciones en las sociedades capitalistas desarrolladas no trae aparejada una sensación de alivio o contento, o bien por qué, en definitiva, el hecho de prosperar y enriquecernos no nos hace más felices 8. Y aunque sus argumentos puedan ser eminentemente críticos del sistema tal cual es, en ellos pervive, de todos modos, un credo elemental para la sociedad: la felicidad y la autorrealización deben ser nuestros objetivos principales.