Meyer Marissa

–Soy un felino orgulloso, no una bestia de carga.

Pero, como tú dijiste, todos tienen una pesadilla –presionó su frente contra la de ella–. Tal vez quiero que seas la mía.

Porque aunque fuera perfectamente capaz de ocuparse de sí misma y no necesitara de Adrian ni de los sanadores para cuidarse, había algo en sus intentos apenas disimulados por ocultar su preocupación que a ella no podía dejar de resultarle encantador

Ace Anarquía se volteó y saltó. Saltó desde una altura de tres plantas, directo al fuego.

Ace estaba muriendo

Para el mundo, ellos eran Hugh Everhart y Simon Westwood. Superhéroes. Concejales. Miembros fundadores de los Renegados.
Pero para Adrian eran, más que nada, sus papás

cómo muere alguien por caer siete plantas, si puede volar

Todas las revoluciones implican muerte. Algunos deben morir para que otros puedan vivir. Es una tragedia, pero también, una verdad

Lo que necesitaba la población era aprender a cuidarse a sí misma, pero nunca ocurriría mientras gobernaran los superhéroes

Si no hubiera sido por tipejos de nuestra calaña, entonces seguramente habrían matado al muchacho con la cola de púas al nacer, y sus restos habrían sido metidos en un recipiente con formol, para someterlos a análisis posteriores