A. K Benjamin

  • Zaira Lapastoraцитирует8 месяцев назад
    una condena de por vida”), cómo los lees (de pie, comiendo patatas fritas) y la música que escuchas (brass bands, Hank Williams, Radiohead). A veces me dejo llevar por las preguntas, me alejo de lo estrictamente relevante para la evaluación médica, pero la curiosidad podría salvar al gato: tu fe, tus dudas, tus preferencias dietéticas (¿también comes como un pez?), tu vista, oído, gusto, olfato. Juntos repasaremos tu historial médico, el de tu familia (tu tía tenía demencia semántica), tu historial de relaciones, tu apetito sexual (“ayuno intermitente”). Y por último la parte crucial; ¿has notado algún cambio? En caso afirmativo, ¿cuándo? ¿Y en qué sentido? ¿Estás segura? ¿Y cómo te diste cuenta? ¿Y cómo puedes estar segura? ¿Alguien más se ha dado cuenta? ¿De verdad? ¿Estás completamente segura?
    Intento captar todos los detalles, así como las sensaciones que me produces al hablar. Tu cara: los ojos en forma de almendra como un icono ruso, la línea de tu nariz, la boca apetitosa, lo mismo tensa por el miedo que estallando en carcajadas momentos más tarde… Siempre hay caras, decenas de miles en toda una carrera, cada una hecha de incontables microexpresiones que lo registran todo. Son más imprecisas que un análisis de sangre y menos concluyentes que una punción lumbar, pero son igualmente significativas.
    Puedo buscar ayuda en la literatura
  • Zaira Lapastoraцитирует8 месяцев назад
    cara te traiciona, una fasciculación (temblor) en la comisura de tus labios revela tu farol.
    —Además, en casa todos la tienen tomada conmigo.
    Hay muchas maneras de esconderse; el fatalismo que observo es probablemente una manera sutil de justificar por adelantado unos resultados más bajos de los esperados. Pero apenas consigo retomar el hilo de la conversación, vuelves a la carga:
    —¿Y usted que cree que me está ocurriendo? —preguntas, directa
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