Lola Ancira

Velasco lo miró y continuó su camino. Unos segundos después, Acevedo lo escuchó proferir entre enérgicos pasos: «Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios».

La locura es relativa. Depende de quién tiene a quién encerrado en qué jaula

—¡Muchachos! «La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma»

He visto envejecer por igual a los edificios que a los asilados y a mí mismo, muchacho. La piel se desquebraja como la pintura, los vidrios se opacan como los ojos, los techos se caen a pedazos igual que el cabello abandona la cabeza… El trabajo con los internos absorbe mis días, mas no es lo único a lo que me dedico.

He visto envejecer por igual a los edificios que a los asilados y a mí mismo, muchacho. La piel se desquebraja como la pintura, los vidrios se opacan como los ojos, los techos se caen a pedazos igual que el cabello abandona la cabeza… El trabajo con los internos absorbe mis días, mas no es lo único a lo que me dedico

La piel se desquebraja como la pintura, los vidrios se opacan como los ojos, los techos se caen a pedazos igual que el cabello abandona la cabeza… El trabajo con los internos absorbe mis días, mas no es lo único a lo que me dedico

Muchacho, vivir entre la locura no es como lo cuentan. Es caprichosa, hay que aprender a convivir con ella. Lo mismo puede ser violenta y feroz que alegre y cariñosa. Es una constante dualidad

La locura es relativa. Depende de quién tiene a quién encerrado en qué jaula»

La historia tiene orillas y sus bordes son afilados.

EDUARDO RUIZ SOSA

Sabía que la vida se trataba de luchar porque estaba en el lado de los perdedores