Mi madre me tomó de la mano y justo cuando entramos a la casa vino una tremenda luz, muy fuerte, tan intensa como si fueran mil relámpagos al mismo tiempo. Mi madre me jaló al suelo, me cubrió con su cuerpo, y escuché una explosión ensordecedora. Sentimos que estaban volando miles de cosas encima de nosotros. De repente, un silencio total.