Un ser que actúe por deber es un ente sin pasiones, sin risa y sin llanto, es un ser que ha superado el estatuto de lo humano: la finitud, esto es, la fragilidad, la vulnerabilidad, la contingencia. No hay un solo ser corpóreo que pueda actuar por buena voluntad. El sujeto moral de Kant no es un sujeto humano sino un sujeto sujetado al deber, es un sujeto que no ha nacido, que no vive ni sufre ni muere. Es un sujeto sometido a la ley, a la coherencia, es un sujeto sin prejuicios, un sujeto sin historia, un sujeto descorporeizado, una razón pura.