Procuro no pensar en Evans.
Pienso en Evans.
Lo imagino leyendo los artículos sobre su propio crimen. Anotando, corrigiendo. Prerrogativas del creador ante su obra. Me pregunto: ¿qué pasó en su cerebro en los segundos previos a la decisión definitiva? ¿Fue una resolución meditada? ¿O, por el contrario, resultado de un ataque de locura? ¿Qué lo provocó? ¿Infidelidad? ¿Humillación? ¿Una revelación metafísica, una constatación filosófica?