Siento que al leer “Klara y el Sol" pude sumergirme en un viaje emocional donde Klara se convierte en un símbolo de esperanza y sacrificio, tratando desesperadamente de encontrar una cura para Josie.
Lo que más impacta de esta historia es la forma en que Ishiguro explora temas universales como la fe, la conexión humana y el papel de la tecnología en nuestras vidas. A través de la relación entre Klara y Josie, el autor nos hace reflexionar sobre nuestras propias creencias y comportamientos. La búsqueda de una cura por parte de Klara nos recuerda el desesperado anhelo humano de buscar soluciones fuera de nosotros mismos, ya sea en la ciencia, la religión o la tecnología.
Sin embargo, lo más intrigante es cómo Ishiguro nos confronta con la realidad de que una vez que conseguimos lo que tanto anhelamos, a menudo olvidamos el sacrificio y el esfuerzo de quienes nos ayudaron en el camino. Esta idea resuena especialmente en un mundo donde la inteligencia artificial y la tecnología están cada vez más presentes en nuestras vidas, planteando preguntas éticas y morales sobre el uso y el impacto de estas innovaciones.
En resumen, "Klara y el Sol" es una obra magistral que no solo entretiene, sino que también desafía nuestras percepciones y nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la humanidad y el poder de la inteligencia artificial en nuestra sociedad moderna. Ishiguro una vez más demuestra su maestría en la narrativa, entregando una historia conmovedora y provocativa que dejará una marca indeleble en el corazón del lector.
Me dejó 🤯. Qué impresionante reflexión sobre los seres humanos, sobre el amor, la fe, el miedo a la soledad, la esperanza, la bondad. Y todo esto narrado por Klara, una AA (amiga artificial) maravillosa y encantadora. De esos libros que emocionan y plantean tantas preguntas ❤️❤️❤️.
La narrativa me atrapó. Una perspectiva distinta para conocer las costumbres y el impacto de la alta sociedad inglesa
Hay libros que más que una trama que tire en torno a la resolución de un conflicto, como suele suceder con mucha reiteración en el mundo occidental, son más bien vehículos para acompañar a una persona.
El libro versa sobre las cavilaciones de un anciano que a lo largo de menos de dos años, no sucede nada "extraordinario" simplemente la vida común de un abuelo cuyas problemáticas mayores son más bien cotidianas y detonan largas rememoraciones sobre el pasado.
Es una novela lenta pero altamente contemplativa, con mucha sutileza da para reflexionar en torno al choque del pasado con el futuro, la globalización, el arte, el honor, la familia, el sentido de lo que hacemos, etc. De una manera sumamente introspectiva.
Nuestro protagonista es un sujeto altamente introspectivo y sabio. El autor, sin duda, hizo un trabajo magistral para meternos en la piel de ese anciano ya que provoca empatizar con las personas de la tercera edad desde la compasión de lo que implica dicha etapa.
Si buscas un libro con un ritmo rápido y dramatismo quizás esté no sea la mejor elección; pero si te interesa una narrativa en que dé para contemplar la vida, sin duda está es una muy buena.
Es una buena historia. Si bien, al principio puede resultar tediosa la manera en la que está narrado, considero que eso es lo mejor del libro, Kath te cuenta sus recuerdos, sus sentimientos, sus ideas, sus pensamientos, sus sueños, sus arrepentimientos, como lo haría cualquier persona, cualquier ser humano.
Es una propuesta de ciencia ficción distinta.
A través de la narración de Kathy vamos descubriendo qué es Hailshan, cuál es su propósito, como era la vida ahí y lo que fue de ella y sus compañeros una vez que dejaron el lugar. Porque siempre les dejaron muy en claro que todos ellos tenían un propósito muy especial, que eran diferentes a los demás pero... a fin de cuentas no dejaban de ser sólo unos chicos tratando de comprenderse a si mismos y al mundo que los rodeaba.
Que reseña tan cursi.
A ver, es que con este libro me pasaron cosas muy curiosas.
Primero que nada debo admitir que empecé a leerlo sin tener ni idea de qué trataba así que durante los primeros capítulos tenia una urgencia por saber ¡que diantres le pasaba a esos muchachos y por qué eran tan especiales! Y la verdad fue gracias a esa curiosidad qué logré avanzar en la lectura porque me parecieron capítulos medio aburridillos. Ni la maravillosa narración de Kazuo Ishiguro era suficiente para mantenerme enganchada pero que bueno que no me rendí porque sentí que para la 2da parte el ritmo ya iba mejorando. Nuevamente, buena parte de lo que me mantuvo enganchada pues era mi sed de chisme, de saber que sucedería con ellos, si se mantendrían juntos... y si el personaje que tanto odié por fin se moría en el siguiente capítulo.
Ahora, los capítulos finales... los capítulos finales y especialmente el final final me dejaron un vacío horrendo. Pero o sea, en el buen sentido, un vacío así de dolor; asumo que fue porque en cierto momento plantean algo que a mi siempre me ha agobiado: el dolor por el tiempo perdido. El darte cuenta de que pudiste haber pasado horas o días o años haciendo cosas que te apasionan o al lado de personas especiales... pero no lo hiciste y el tiempo no vuelve, lo tenemos contado. Hijole, eso me apachurraba el corazón, la certeza de que todo en algún momento llegará a su fin y no puedes hacer nada para evitarlo. Esos últimos capítulos sí me pegaron duro. Aunque tal vez tenga algo que ver el sindrome premenstrual que me cargaba al finalizar el libro.
En conclusión: yo sé que muchos lo consideran una obra maestra pero para mi fue medio "meh". Está bueno para pasar el rato, la narración y la ambientación es maravillosa e incluso creo que es bastante fácil identificarte o identificar a algún conocido entre los personajes que nos presentan, pero la historia no es como que tenga mucho drama o algo que me enganchara chido.