El resultado de esta constelación se puede resumir de la siguiente manera: cuando tenemos una fragmentación de la psique debida a experiencias traumáticas de nuestra infancia, no podemos establecer una buena relación con nosotros mismos. Escenificamos repetidamente nuestro problema original —en este caso el problema de vínculo entre Laura y su madre—, en nuestras relaciones actuales. Como no tenemos confianza en nosotros mismos y no manejamos bien nuestro miedo, rabia o dolor, no desarrollamos confianza hacia las personas que son o podrían ser cercanas a nosotros. Una buena relación con nosotros mismos es la base de una buena relación con otras personas. Para ello, necesitamos averiguar cómo salir de nuestras fragmentaciones internas y anular los patrones de reacción o de comportamiento automáticos que son anacrónicos y no corresponden al estado actual de nuestro desarrollo psíquico.