En términos de nuestro entendimiento de quiénes somos, no importa si no nos sentimos como la persona que la Biblia describe que debemos ser. Los sentimientos no son una fuente de información confiable. Fácilmente pueden cambiar dependiendo de las muchas influencias a nuestro alrededor. Necesitamos creer, apreciar y vivir por nuestra identidad como hija de Dios.