Dicen que la ceremonia del té es una meditación en movimiento. No es algo que haya leído en un libro, pero es una buena manera de explicar de qué se trata: quienes participamos tratamos de vaciar la mente de pensamientos, disponernos a disfrutar del encuentro. Así los sentidos ganan protagonismo. Nos entregamos a vivir ese momento en tiempo presente.