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Dharma Books and Publishing

  • Alicia M. Maresцитируетв прошлом году
    Los sueños tienen una propiedad inasible. Son de la materia de la que imagino son las nubes: al tocarlas se deshacen.
  • Montserrat Almazán (Literalmente)цитируетв прошлом году
    Andamos perras, andamos diablas, no con la soledad, sino con nuestra historia compartida a cuestas.
  • Montserrat Almazán (Literalmente)цитируетв прошлом году
    En su rostro se posa una sombra, como de pájaro negro que ronda el cielo, de hombre que sabe.
  • Montserrat Almazán (Literalmente)цитируетв прошлом году
    Andamos perras, andamos diablas con la soledad a cuestas
  • Daniela Jiménezцитируетв прошлом году
    Traía impreso un rectángulo cuadriculado con distintas letras hebreas en cada casilla. Tenía un título, en español: Los 72 nombres de Dios. Y una leyenda: “Estos no son nombres en el sentido habitual de la palabra, sino combinaciones que te conectan con una corriente espiritual infinita”.
  • Marcia Ramosцитирует2 года назад
    Los sueños tienen una propiedad inasible. Son de la materia de la que imagino son las nubes: al tocarlas se deshacen
  • Marcia Ramosцитирует2 года назад
    Los sueños tienen una propiedad inasible. Son de la materia de la que imagino son las nubes: al tocarlas se deshacen
  • Marcia Ramosцитирует2 года назад
    Una gota que cae sobre un pozo a una gran altura, que punza el agua con un círculo perfecto. Pero en el momento en que logras comprender que estás en un sueño, la materia se deshace. Ningún sueño lúcido dura demasiado, o eso creíamos
  • Marcia Ramosцитирует2 года назад
    Le conté, para calmarla, lo que había leído en internet sobre el LSD, lo poco que recordaba. El famoso paseo en bicicleta de Hofmann, del laboratorio a su casa, tras sintetizar la sustancia por primera vez; la visita del doctor al poco rato, que no encontró nada raro en su cuerpo salvo las pupilas dilatadas
  • Marcia Ramosцитирует2 года назад
    El agua de esta piscina se había calentado también, de manera natural, bajo el rayo del sol. Dejamos las bolsas en la única silla desocupada, nos quitamos las blusas y los shorts, y brincamos al agua sin demorarnos ni pensarlo. Ésta me pareció limpia, olía a cloro, no tenía sal ni se movía, y su tibieza abrazaba como un abrigo.
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