Es necesario entonces, para una Filosofía de la Liberación desde la periferia mundial, y especialmente en América Latina, situar la filosofía del omeyotl (la “Dualidad” originaria), que se enseñaba en el calmecac (escuela de la sabiduría náhuatl), como un movimiento protofilosófico de la “Edad Eje”, en el nivel de los textos de Menfis o posteriormente de los presocráticos, de los que se interesaban por el origen del cosmos, que lo buscaban en los elementos primigenios (tierra, aire, fuego, agua), o que concebían el “uno” (tò én) como lo primero.