Marcela Croce

El sentido común que guía nuestra forma de pensar y la visión sobre el mundo que nos rodea se estructura a partir de ideas, imágenes y razonamientos condicionados por dos cuestiones: lo trascendente de las relaciones humanas (afectos, angustias, pasiones, sentimientos) y las circunstancias que el desarrollo social y tecnológico nos brindan

Cada momento histórico genera su propio sentido común; la forma, sutil, en que hombres y mujeres pensamos la sociedad en que nos toca vivir y a nosotros mismos.

Un clásico es un pensador (un pensamiento o todo un sistema científico) que resiste el paso del tiempo y continúa vigente.

Las creaciones literarias implican, entre muchas otras variables, una toma de posición del escritor frente al mundo en el cual se inserta.

Mujer, hija ilegítima, carente de fortuna pero intelectualmente brillante, la monja mexicana es un raro ejemplo del valor del mérito en una sociedad que prescindía de estos datos y se enfocaba en los títulos de nobleza y los bienes económicos. C

no estudio para escribir, ni menos para enseñar (que fuera en mí desmedida soberbia), sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos”.

Por la época en que se desempeña, por el estilo que elige, por los referentes a los que apunta, Sor Juana es una escritora barroca.

Julio Ortega traza un paralelo puntual entre las figuras de Cervantes y Sor Juana como exponentes mayores de lo que llama “hipótesis barroca”: “una argumentación antitética y una figura analógica, donde la composición supone términos opuestos que se asemejan o similares que se oponen” (2008: 166).

Tanto el autor español como la religiosa mexicana escriben a partir de una situación de encierro: él desde la cárcel, ella en el convento.

Los únicos bienes valiosos son los que siempre se pueden llevar con uno y no ocupan espacio ni generan peso.