Terrible castigo: profetizar sin ser creída, conocer lo que va a ser y ver que se cumple sin que nadie preste oídos a los avisos, testigo impotente y sensible, en medio de la guerra y la destrucción, asistiendo a la catástrofe de su familia y su ciudad. El don recibido del dios se transforma así en una maldición, en una fuente de dolor y angustia. Inútil profetisa, inútil doncella, destinada a ser ultrajada, desamparada de los dioses, y asesinada en un feroz crimen que en su delirio agudo ya había previsto. Hay en la figura de Casandra, la cautiva de Agamenón, un extraño contraste con Helena, como señala Elisabeth Frenzel.57 El rapto de la reina de Esparta será fatal para Troya; el de la hija de Príamo será fatal para Agamenón.