en mi vida presente en el que evoque mi pasado, en el que me arrepienta de algo? ¿Ha habido un solo instante en el que no le haya amado, o en el que haya pensado siquiera en la posibilidad de dejar de amarle? ¿Será verdad que él disfruta cuando lloro, cuando empiezo a ser consciente de que nuestras relaciones son muy complicadas y de que gradualmente nos iremos separando en el terreno moral? Es como jugar al ratón y al gato. Y lo que para el gato no es más que un juguete al ratón le cuesta las lágrimas. Pero, si se rompe el juguete, que es muy delicado, también él acabará llorando. Y no puedo soportar la idea de que esté continuamente haciéndome la vida imposible. Pero, a pesar de todo, es una persona extraordinaria.