Arturo Peral

lo referente a medidas draconianas contra los judíos, el Gobierno eslovaco pareció intentar superar a los alemanes. Jóvenes matones que se habían unido a los fascistas eslovacos de derechas llamados la Guardia Hlinka intimidaban y pegaban a jóvenes judíos y a hombres que llevaban los obligatorios brazaletes con las estrellas amarillas. Tumbaban o destrozaban lápidas, y las tiendas judías amanecían pintadas con eslóganes antisemitas. En las ciudades más grandes retumbaban escalofriantes canciones nacionalistas al rítmico son del lanzamiento de piedras y de los cristales rotos.

Mil mujeres fueron deportadas desde Poprad. Pero solo 999 llegaron a Auschwitz. Una murió en el viaje. En el campo, las mujeres recibieron los números del 1000 al 1998. El número 1000 era el único médico deportado, el doctor Izak Kaufmann, nacido el 4 de febrero de 1892 en Beloveza…
Firmado: JOZEF ŠEBESTA

doctor Izak Kaufmann. Claramente, un médico era insuficiente para 999 chicas.

«una protesta penetrante que solo la muerte podía parar».

«no estaban del todo vivas, pero no estaban del todo muertas».

único medicamento para las prisioneras judías era el carbón medicinal. «Nos daban carbón para todo»,

Los lazos entre aquellas mujeres eran irrompibles.
Eran extraordinarias. Se salvaron unas a otras.

ayuno renovó su fe y su ética, les dio valor para resistir la tentación de la desesperanza. A pesar de las injusticias diarias que sufrían, lo que las SS no podían quitarles era la fe.

«les habían absorbido por completo el aliento que Dios había insuflado en sus almas».

Baťa era una de las compañías que más trabajo daba