«Entonces… ¿vas a ser ama de casa? —Mi compañera abrió aún más los ojos—. ¡Es de ensueño!» «¿De ensueño? ¿Te parece de ensueño?» «Claro que me lo parece, que te mantengan y que puedas dedicarte a las cosas de la casa tranquilamente, a la jardinería, a hacer pan… me encantaría, ¡me encantaría!»