Con esto, el Mammillaria hernandezii enseña a sus semillas a afrontar el carácter imprevisible de su hábitat: las semillas experimentan junto a su madre los ciclos de lluvia y sequía, y aprenden cómo actuar después de la germinación.8 Se trata, como es evidente, de un cuidado de la prole, pero no exactamente de cuidados parentales.