“Comienzo con esta confesión: a mí la ciencia me parece bella y, al escribir, quiero explorar esa belleza”
De Andrea Chapela me dijeron lo siguiente: “es una de las grandes autoras jóvenes en nuestra lengua”, una aseveración que me pareció muy valiente, entre tanta literatura que “debes leer”, siempre es muy refrescante encontrar una afirmación arriesgada como esa. No se equivocó
Esta narrativa en particular me ha descolocado, no por ello se debe entender que no me ha gustado, al contrario, lo nuevo siempre me atrae demasiado; este libro se compone de tres ensayos: "El acto de ver a través", "El acto de verse" y "La historia de ver", como puedes ver, a leer, veras y entenderás todo lo que la ciencia tiene que decir respecto de la poesía, por que estos textos están compuestos de una minuciosa observación y animada curiosidad, “son, respectivamente, la ventana, el espejo y la luz.”
Ismael Serrano propone en una canción ser “probador de espejos”, nunca me pareció tan fantasioso como cuando leí este libro, por que estar frente a frente con el reflejo detona una intimidad muy fuerte, en el caso de la autora, le animó a una escritura reflexiva, en voz baja, sobre una misma y sobre ese objeto en el que se refleja; al hablar de experimentos se vuelve ella su propio sujeto experimental. Con una hábil concatenación de estampas sobre ciencia y arte, física y poesía, el lenguaje y el acto de escribir, se termina cocinando una literatura híbrida, afortunada mezcla entre ensayo lírico y divulgación científica que aporta datos factuales con fluidez narrativa.
"La idea era encontrar cómo volver a habitar ese lenguaje, cómo podía yo volver a acercarme a lo científico y seguir la corazonada de que la ciencia y la poesía eran mucho más cercanas de lo que se veía. Ver la ciencia desde un punto de vista poético es buscar en el extrañamiento una especie de reencuentro".
Aunque tengan un origen común, en la actualidad las ciencias y las letras son antónimos, así nos hemos forzado a creer, Andrea te acerca mediante la poesía a esa fórmula científica para que vuelvan a ser sinónimos.
Me voló la cabeza este libro! Ciencia ficción en Mexico, wow!
Me encantó que estos cuentos de ciencia ficción sucedieran en la CDMX, que plantearán preocupaciones constantes sobre vinculaciones humanas, cuestiones éticas sobre la muerte, las posibilidades de seguir viviendo a través de otros cuerpos, etc. 💕🤖🧪💥
Los cuentos futuristas tienen un algo que los hace sumamente especiales, últimamente el futuro no pinta bien y todo es desolación, muerte, tragedia y apocalipsis, basta asomarse al periódico para no contradecirlo; cuando yo me enamoré de los libros, el futuro pintaba brillante, la tecnología y la ciencia habrían hecho de nuestro planeta un mundo mejor, sí, hay muchísimos avances, pero ese futuro ahora me parece sumamente exagerado, y quizás, el futuro porvenir, sea tan sencillo y hermoso como aquí lo plasmó Andrea Chapela
Me enfrente al libro por que la portada de un ángel, que hoy se ve victorioso y brillante en el firmamento, ahí se ve a la deriva, intentando salir a flote para no ahogarse en un mar embravecido; ¿Quién no quisiera poder calcular, aritméticamente, el éxito de una relación amorosa? ¿Quién se negaría a prolongar su vida 20 años más teniendo 109 años? ¿Quién no quisiera compartir momentos especiales con otra persona más allá de contarlos, recrearlos? Las posibilidades son infinitas y el progreso siempre sorprende, como también, lo terriblemente humanos que seguiremos siendo.
Estamos en el futuro, en la CDMX, tan caótica y esplendorosa como es, pero en circunstancias sumamente distintas, ese futuro nos sumerge en las dinámicas juveniles de la clase media chilanga, en los problemas de la clase media que sobrevive en medio de su trabajo y las máquinas, con seres de aquí y de otro planeta, que no son extraterrestres, son anclas para no perder la cordura, y al final, el renacer.
Lo tengo que decir, la portada, despues de leer el libro tiene todo el sentido del mundo, aunque al principio me pareció simple, lo cierto es que la subestimé, lo que si no me gustó fue el título, es horrendo, pero los cuentos, esos te hacen olvidar la portada y, te aseguro, no te los puedes perder.
Los cuentos futuristas tienen un algo que los hace sumamente especiales, últimamente el futuro no pinta bien y todo es desolación, muerte, tragedia y apocalipsis, basta asomarse al periódico para no contradecirlo; cuando yo me enamoré de los libros, el futuro pintaba brillante, la tecnología y la ciencia habrían hecho de nuestro planeta un mundo mejor, sí, hay muchísimos avances, pero ese futuro ahora me parece sumamente exagerado, y quizás, el futuro porvenir, sea tan sencillo y hermoso como aquí lo plasmó Andrea Chapela
Me enfrente al libro por que la portada de un ángel, que hoy se ve victorioso y brillante en el firmamento, ahí se ve a la deriva, intentando salir a flote para no ahogarse en un mar embravecido; ¿Quién no quisiera poder calcular, aritméticamente, el éxito de una relación amorosa? ¿Quién se negaría a prolongar su vida 20 años más teniendo 109 años? ¿Quién no quisiera compartir momentos especiales con otra persona más allá de contarlos, recrearlos? Las posibilidades son infinitas y el progreso siempre sorprende, como también, lo terriblemente humanos que seguiremos siendo.
Estamos en el futuro, en la CDMX, tan caótica y esplendorosa como es, pero en circunstancias sumamente distintas, ese futuro nos sumerge en las dinámicas juveniles de la clase media chilanga, en los problemas de la clase media que sobrevive en medio de su trabajo y las máquinas, con seres de aquí y de otro planeta, que no son extraterrestres, son anclas para no perder la cordura, y al final, el renacer.
Lo tengo que decir, la portada, despues de leer el libro tiene todo el sentido del mundo, aunque al principio me pareció simple, lo cierto es que la subestimé, lo que si no me gustó fue el título, es horrendo, pero los cuentos, esos te hacen olvidar la portada y, te aseguro, no te los puedes perder.