Un buen médico no está en conflicto con su trabajo; un buen escritor entabla una batalla con su obra. En la mayoría de las profesiones hay un comienzo, un medio y un final. Con la escritura, siempre se está volviendo a comenzar. Dado nuestro temperamento, necesitamos esa novedad. Hay mucho de repetición en este trabajo. De hecho, una habilidad que todo escritor necesita es la capacidad de permanecer inmóvil en esta ocupación profundamente desprovista de acontecimientos.