mientras que la de la mujer incorpora los sabores de aquello que come, habituando al pequeño a la dieta familiar. La leche materna cambia a lo largo del periodo de lactancia (del calostro inicial pasa a la leche de transición y luego a la leche madura), en el transcurso de la jornada (con diferencias entre el día y la noche) y en una misma toma (con más o menos lactosa, azúcar, proteínas, vitaminas, minerales, agua y grasa), adecuándose a las necesidades del bebé (hambre, sueño, enfermedad, sed). Algo imposible de imitar por la industria.