Tenía la constante sensación, mientras miraba los taxis, de encontrarse lejos, muy lejos, mar adentro y sola; siempre tenía la sensación de que era extremadamente peligroso vivir aunque solo fuera un día.
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(Junio había hecho brotar hasta la última hoja de los
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Porque en el matrimonio debe haber algo de libertad, algo de independencia entre las dos personas que viven día tras día en la misma casa
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Tenía la constante sensación, mientras miraba los taxis, de encontrarse lejos, muy lejos, mar adentro y sola; siempre tenía la sensación de que era extremadamente peligroso vivir aunque solo fuera un día.
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Tenía importancia entonces, se preguntó mientras caminaba hacia Bond Street, tenía alguna importancia que, inevitablemente, ella desapareciera algún día, que todo esto tuviera que seguir existiendo sin ella?
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Septimus Warren Smith, de treinta años de edad, pálido, de nariz aguileña, zapatos marrones, gabán raído y ojos de color avellana con una mirada de ansiedad que inspiraba una ansiedad igual en los desconocidos.
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se sintió él atraído por la vida, con el sol cada vez más caliente y los gritos que sonaban cada vez más fuerte y la sensación de que algo terrible estaba a punto de ocurrir.
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Cualquiera que fuese sincero diría lo mismo; cumplidos los cincuenta no se necesita a nadie; ningún hombre quiere seguir diciendo a las mujeres que son hermosas; eso es lo que la mayoría de los hombres de cincuenta años dirían, pensó Peter Walsh, si fueran sinceros.
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Porque él tenía cuarenta años de experiencia y podía asegurarle a Septimus que no le ocurría nada en absoluto. Y la próxima vez que acudiera a visitarle esperaba encontrarle levantado de forma que dejara de angustiar a su encantadora esposa.
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(el césped del parque se encendía y se apagaba iluminando a las pobres madres de Westminster y a sus bebés, que gateaban en torno a ellas, como si una luz amarilla se moviera bajo él). Pero qué se podía hacer por vagabundas como esa pobre criatura recostada sobre un codo