Sentimientos y su procedencia de los juicios.—Se dice: «¡Confía en tus sentimientos!» —pero los sentimientos no son algo último ni originario: detrás de ellos se encuentran juicios y valoraciones que hemos heredado en forma de sentimientos (inclinaciones, aversiones). La inspiración procedente de un sentimiento es la nieta de un juicio —¡y a menudo de un juicio falso!— ¡Y, en cualquier caso, de un juicio que no es tuyo! En cualquier caso, confiar en nuestros sentimientos supone más obedecer a nuestro abuelo, a nuestra abuela y a los abuelos de éstos, que a los dioses que están en nosotros: nuestra razón y nuestra experiencia.