Cada persona la vive de forma particular e intransferible. Pese a que en este texto, y de forma didáctica, señalamos las formas más frecuentes de manifestación de esta enfermedad, no podemos olvidar que, en sentido abstracto, la enfermedad depresiva no existe; lo que existe es una persona concreta (Juanito, Antonio, Lucía, Pepa, etc.) que padece una depresión. Por eso el tratamiento debe ser personalizado, teniendo en cuenta la situación personal (recursos y habilidades sociales y psicológicas, etc.) y el entorno del paciente.