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Jorge Volpi

  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Todo empezó el día de año nuevo de 1994. Como en otras partes del mundo, en México hay pocas mañanas tan silenciosas y anodinas como ésta: tras la embriaguez y el júbilo de la fiesta, sus horas se reservan a restañar los estragos del alco-hol. Para colmo, en los círculos oficiales la celebración había sido doble, pues no sólo se brindó por el inicio del año, sino sobre todo por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una de las principales metas del gobierno de Salinas de Gortari. Para él, esta fecha anunciaba el inicio de una nueva época de modernidad para México y, al mismo tiempo, su glorioso paso a la historia. Tras las fraudulentas elecciones que le dieron el triunfo en 1988, Salinas había llevado a la práctica espectaculares medidas para reactivar la economía, acaparando un amplio reconocimiento internacional; no hacía mucho, la revista Time, esa Biblia de las élites globales, lo había nombrado “hombre del año”, y su popularidad aumentaba día a día pese a las críticas de sus detractores, quienes lo acusaban de privilegiar la reforma eco-nómica sobre la política y de preservar las bases autoritarias y antidemocráticas del Estado mexicano.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    durante las primeras horas de la mañana, cuando comenzaron a circular erráticas y disparatadas versiones sobre una aparente sublevación en el estado de Chiapas. Al parecer, un grupo de guerrilleros, miembros de un “autodenominado” Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha-bían tomado por asalto la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, así como otras localidades aledañas, declarándole la guerra al ejército federal mexicano. Según las primeras declaraciones de los alzados, su objetivo consistía en avanzar rumbo a la ciudad de México para deponer a Salinas, cuyo gobierno consideraban ilegítimo. En el panfleto que repartieron a la sorprendida población local, titulado “Declaración de la Selva Lacandona”, los rebeldes clamaban:

    -Hoy decimos: ¡BASTA! -y, con el tono heroico de los iluminados, añadían-: Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático. Intégrate a las fuerzas insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    1994 nació, así, como uno de los años capitales en la histo-ria reciente de México. Al igual que 1910, cuando comenzó la Revolución, o 1968, el año de la masacre de Tlatelolco, 1994 fue un año sorpresivo pero, asimismo, un momento en el cual explotaron todas las contradicciones y pugnas incubadas durante las décadas previas. Su inicio no podía resultar más paradójico: si por un lado se anunciaba el TLCAN y México se disponía a integrarse en el espacio económico de América del Norte, uno de los más amplios y ricos del orbe, por el otro, los guerrilleros zapatistas echaban a perder la fiesta y demostraban que el pasado, con su carga de injusticia, racismo y miseria, seguía siendo la verdadera realidad detrás de los brindis y las máscaras.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Chia-pas, uno de los estados más apartados y hermosos de México, era también una de las regiones más pobres del país. Y quienes lo sabían, o debían saberlo, hacían como si lo hubiesen olvidado. Las brillantes cifras económicas anunciadas por Salinas de Gortari para convencer al Congreso estadounidense de aprobar el TLCAN bien podían darse el lujo de minimizar los rezagos de zonas marginales como ésta. Chiapas había sido uno de los últimos estados en adherirse a la República mexicana y, desde entonces, la lejanía y la indiferencia del centro provocaron que tuviese una historia propia, muy distinta de la del resto del país. La Revolución mexicana y su lucha por el reparto agrario, por ejemplo, no alcanzaron a llegar a Chia-pas, como tampoco las reformas sociales emprendidas por el gobierno de Lázaro Cárdenas o los beneficios del efímero “milagro mexicano” de los años sesenta. Y tampoco, por supuesto, la riqueza prometida por el modelo neoliberal impuesto por Salinas.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Chiapas –y en especial las regiones de las Cañadas y de la Selva, donde tuvo su origen el EZLN– era una especie de reserva histórica, una zona en la cual la modernización nunca había llegado a instalarse y donde las encomiendas creadas durante la Colonia pervivían en forma de latifundios o amplias propiedades ganaderas o madereras en las cuales los indígenas apenas tenían alguna participa-ción. Incluso el viejo sistema de castas se mantenía de manera subrepticia: aunque gran parte de la población pertenecía a diversas comunidades indígenas –en especial tzeltales, tzot-ziles, choles y tojolabales–, la mayor acumulación de riqueza y de perspectivas se daba entre la cerrada y muchas veces racista población blanca o mestiza de San Cristóbal.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Aunque entonces nadie pudiera sospecharlo, cuando las tropas del EZLN se apoderaron de San Cristóbal de Las Casas y otras localidades chiapanecas el 1° de enero de 1994, en realidad se pusieron en marcha dos guerras. Una, por la vía armada, entre los rebeldes y el ejército federal, que se cobró un gran número de víctimas reales que es necesario no olvidar; y otra, menos trágica pero igualmente violenta, a través de las miles de páginas escritas por todos los actores políticos y por los propios zapatistas.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Más allá del contenido ideológico de la Declaración, importa destacar que desde ese momento el líder zapatista ya imaginaba que sus victorias futuras no dependerían tanto de su capacidad bélica, siempre limitada, como de su talento para conquistar a la opinión pública.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    quedó claro que el EZLN se preparaba para una larga guerra verbal y simbólica contra el gobierno. Aunque no haya que subestimar el carácter armado del movimiento, desde el alto unilateral al fuego decretado por Salinas el 12 de enero, la lucha entre ambos bandos se volvió eminentemente verbal: la guerra convertida en un combate retórico.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    Gracias al poder simbólico del movimiento zapatista, Chiapas no sólo se sumó a la lista de zonas de conflicto existentes en el mundo, sino que se transformó en una imagen ineludible de la sociedad global de fines del siglo XX y principios del XXI: un lugar en el que confluyen las miradas y las esperanzas de miles de personas, un escenario en el que todavía hoy se debaten algunos de los grandes temas de nuestra época. Un locus, en fin, en el que se cifran las más profundas contradicciones de nuestra era. Chiapas ha pasado a ser, así, un “laboratorio del fin de los tiempos” semejante a la Viena de fines del siglo XIX o la España de los años treinta del siglo XX.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 месяца назад
    El alzamiento zapatista ha demostrado que existe una oposición irreconciliable entre dos discursos en pugna: uno, representado por los indígenas, se asocia con la naturaleza, la imagen rousseauniana del bon sauvage, la protección del medio ambiente, la defensa de las tradiciones ancestrales, la lucha heroica de un puñado de hombres contra la injusticia generalizada, el romanticismo del héroe enmascarado y, en fin, la resistencia contra los peores valores del Occidente moderno; el otro, en cambio, pertenece a sus contrincantes: los finqueros, cafetaleros y ganaderos chiapanecos, el corrupto gobierno del PRI y sus aliados, y se identifica con el culto por el poder, el dinero, el progreso lineal y la homogenización indiscriminada de los seres humanos, y se asimila, por tanto, con las tendencias de casi todos los gobiernos actuales del planeta, y especialmente con la versión más salvaje del neoli-beralismo. No es casual, pues, que el movimiento antiglobali-zación haya visto el alzamiento zapatista en Chiapas como uno de sus mitos fundadores.
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