No se trata de que uno sea ingenuo, lo que haces es engañarte. Engañarte muy bien, tan bien que terminas por olvidarlo, tan bien que un día tus acciones vuelven y te toman por sorpresa, por la espalda. Al menos eso es lo que pienso ahora, mientras camino otra vez hacia ninguna parte, tengo que aferrarme a eso, porque prefiero pasarme de lista a no serlo.