Carlos Scolari

La semiótica, concluía Eco, puede ser vista como la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir

Como decía McLuhan, el contenido de un nuevo medio es siempre un viejo medio.

Si en su primera fase evolutiva los nuevos medios remedian a los viejos medios, cuando llegan a la madurez el proceso se revierte: los medios hegemónicos, al dominar en el ecosistema, imponen sus reglas a los demás.

Como dice Alejandro Piscitelli en este mismo libro: la nueva televisión “parece parasitar todos los componentes cognitivos nobles asociados beatíficamente a la lectura: atención, paciencia, retención, paneo simultáneo de líneas narrativas”. Se trata de una televisión rejuvenecida, madura, inteligente.

aparición y desarrollo de la escritura significó una revolución en cámara lenta que cambió la forma de pensar del Homo sapiens. El máximo exponente de la cultura oral era el bardo, el storyteller que cosía entre sí los fragmentos textuales, hilvanando una representación con otra, y extendía los relatos hasta el infinito, como hacen los showrunners en las pantallas del siglo XXI.

Al igual que las grandes plataformas y archivos digitales del siglo XXI, las bibliotecas de la Antigüedad no eran otra cosa que la continuación de la política por medios arquitectónicos.

Como escribieron Guglielmo Cavallo y Roger Chartier en su Historia de la lectura, más que «bibliotecas de lectura» las imponentes bibliotecas helenísticas «eran [por una parte] una manifestación de grandeur de las dinastías en el poder (Ptolomeos, Atálidas), y por otra, campo e instrumento de trabajo para un círculo de eruditos y literatos»

los materiales orgánicos y transportables como el papiro o el pergamino favorecieron el surgimiento de nuevas instituciones que enfatizaban la dimensión espacial y la movilidad de las grandes redes comerciales y administrativas.

–, con el paso del tiempo el pergamino, un material más popular que no corría el riesgo de ser monopolizado por un imperio, doblegó al papiro y se difundió mucho más allá de la cuenca del Mediterráneo.

Más que odiosas, en este caso las comparaciones son sorprendentes, especialmente si consideramos que los libros impresos nacieron hace poco más de quinientos años y la primera página web fue subida a un servidor por Tim Berners-Lee en agosto de 1991, que es como decir hace 10.000 días