Antonio Crespillo

Tus sentimientos y emociones son una fuente de conocimiento propio.
Expresa tus pensamientos y tus sentimientos a quien te pueda entender y querer bien. Es normal que sientas ganas de amar y ser amado. Pero no tengas prisa.
En “caliente” se dicen cosas que no se dirían en “frío”. No pierdas la serenidad, aunque solo sea para pensar.
Te ves capaz de hacer muchas cosas mal. Por eso tienes que valorar lo bueno, lo bello, lo justo, lo honrado y lo cierto.
Los que se enfadan porque han sido humillados abren una herida psicológica en su corazón. Tú, ríete y serás fuerte.
Es importante que aprendas a distinguir entre pensamiento, imaginación y sentimiento. El pensamiento y el sentimiento conviene que vayan de la mano. ¿Y la imaginación? Es la “loca de la casa”.
«Nadie me entiende, nadie me quiere». Sal de tu egoísmo y verás que no es verdad.
Humillar es la venganza del soberbio. Nunca humilles a nadie.
Que ninguno de los que están a tu lado pueda sentir jamás la amargura de la soledad o de la indiferencia. Haz que los que están a tu lado se sientan acompañados.
Más que un corazón lleno de cosas, lo importante es un corazón enamorado.

Tal vez conozcas mucho sobre el mundo exterior, pero cada vez sabes menos de tu mundo interior.
Huye de la autocompasión victimista que te lleva… a no hacer nada.
Está muy bien que te preocupes por tu cuerpo y por tu inteligencia, pero preocúpate también por tu personalidad y tu corazón.
Una lección muy importante: ten paciencia contigo mismo.
Lo hacen los sabios: no enfadarse y aprender de los errores.
Está mal engañar a los demás. Pero es de locos engañarse a sí mismos. Todo autoengaño te hace daño.
Una sana actitud: reírte de ti mismo y no tomarte las cosas “tan en serio”.
En el amor verdadero, aunque parezca mentira, no existe el tiempo, existe la eternidad.
Ten siempre en tus manos el timón de tu vida afectiva. Y no provoques tontamente tormentas.
Tienes que ser consciente de lo que te enfada. Tienes que ser consciente de cómo reaccionas. Y trata de controlar ambas cosas.
Detén la escalada de tu ira. Cuenta hasta diez. Piensa antes de actuar.
Que nadie jamás a tu lado se sienta menospreciado.
Dar las gracias y pedir perdón hacen a la persona más feliz. Por guardar rencor no eres más fuerte, eres más infeliz.
Salvarás tu corazón el día que comiences a pedir perdón.

Respétate a ti mismo y serás capaz de respetar. En este campo también necesitas autocontrol, autodominio. Es un índice de madurez el control adecuado del impulso sexual.