Por más breves que sean los textos, sumergirse en ellos no implica una exploración de superficie, una espeleología de pestaña... Creo que se llama pestaña a una saliente en la montaña (y en caso de estar escribiendo un microrrelato tendría que pensar si esta rima me conviene o si es un ripio) (y ripio es la palabra que corresponde, tratándose de una montaña). Ergo, la primera y quizás única (a mi entender) regla del microrrelato, aparte de su lógica y “antonomástica” brevedad, consiste en estar plena y absolutamente alerta al lenguaje, percibir todo lo que las palabras dicen en sus muy variadas acepciones y sobre todo lo que NO dicen, lo que ocultan o disfrazan