las efemérides pueden servir también como asideros y puntos de partida para mirar al pasado y transformar el presente. Arbitrarias como todos los símbolos, portan consigo procesos enteros y abren la puerta a quien quiera asomarse a la memoria que de ellos se guarda y entender quién la sufre y quién la goza, quién la siente como propia y quién la ve como algo ajeno y, en muchas ocasiones, como algo impuesto.