Escribir, es producir una marca que constituirá una suerte de máquina a su vez productora, que mi desaparición futura no impedirá principalmente funcionar y dar, dándose a leer y a reescribir. Cuando digo “mi desaparición futura”, es para hacer esta proposición más inmediatamente aceptable. Debo poder decir mi desaparición a secas, mi no-presencia en general, y por ejemplo la no-presencia de mi querer-decir, de mi intención-de-significación, de mi querer-comunicar-esto, en la emisión o la producción de la marca. Para que un escrito sea un escrito, hace falta que continúe “actuando” y siendo legible incluso si lo que se denomina el autor del escrito no responde ya de lo que él ha escrito, de aquello que parece haber firmado, ya sea que esté provisionalmente ausente, que esté muerto, o en general que no haya sostenido con su intención o atención absolutamente actual y presente, con la plenitud de su querer-decir, aquello mismo que parece haber escrito “en su nombre