Otra de las razones es que el sistema inmunológico de las mujeres es tan poderoso que a veces puede producir efectos indeseados. «Empiezas a considerarte alguien extraño, y tu sistema inmunológico comienza a atacar a sus propias células», explica Kathryn Sandberg. Este tipo de enfermedades se denominan trastornos autoinmunes. Los más comunes son la artritis reumatoide, el lupus y la esclerosis múltiple. «Es una especie de arma de doble filo. En ocasiones es mejor tener el sistema inmunológico femenino; por ejemplo, para luchar contra infecciones de cualquier tipo. Pero, por otro lado, las mujeres tendemos más a generar enfermedades autoinmunes bastante graves.»