Sinistrari d’Ameno declara que “es un hecho maravilloso e incomprensible que los íncubos no obedezcan a los exorcistas, no teman a los exorcismos, no reverencien las cosas sagradas, que al acercárseles no les causen el menor pavor… Los íncubos soportan todas estas pruebas [que ahuyentan a los malos espíritus] sin darse a la fuga ni mostrar el menor temor; a veces se ríen de los exorcismos, atacan a los propios exorcistas y rasgan las vestimentas sacras.”