La libertad de expresión, la blasfemia, el sacrilegio y la herejía son cuestiones muy relevantes en nuestro mundo —dicho sea de paso, nada novedoso— de guerras culturales, denuncias, injurias, condenas al ostracismo y de las plagas mortales y apocalípticas que han salido parloteando, picando y mordiendo de la caja de Pandora de los medios sociales.