el quinto, en fin, es en realidad en torno al cual canalizaré toda mi tinta, así que mejor será que lo mencione: el uso del lenguaje como un amante… no el lenguaje del amor, sino el amor del lenguaje, no la materia, sino el significado, no lo que la lengua toca, sino lo que forma, ni labios ni pezones, sino verbos y nombres.